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21-12-2022

Mucolíticos y secreción de moco

Con la llegada del invierno, se produce un incremento considerable de las patologías respiratorias. A diario estamos expuestos a virus y bacterias, pero durante el invierno estos agentes y sus consecuencias se multiplican.

Ya que se ha visto que con el frío las personas se juntan en interiores donde se propagan más fácilmente los gérmenes tanto por la cercanía como por la menor renovación del aire. Además, nuestras defensas suelen disminuir a causa del frío y los cambios bruscos de temperatura, lo que favorece las enfermedades respiratorias. Durante estos procesos, los síntomas que más frecuentemente suelen observarse son la abundante mucosidad y la tos.

Para hacer frente a estos síntomas de mucosidad y tos, existen diferentes fármacos y medidas higiénico-dietéticas que pueden ayudarnos a paliarlos. Así, entre los medicamentos utilizados para favorecer la eliminación de las secreciones bronquiales, se encuentran los mucolíticos. Es conveniente seleccionar el mejor mucolítico según el tipo de tos.

Para comprender el modo de actuación de los mucolíticos, es importante conocer cómo se produce el moco de manera natural, qué circunstancias pueden alterar la secreción de dicho moco y cuáles son los agentes farmacológicos apropiados para combatirlo.

Producción natural de moco

De manera natural en individuos sanos, existen diferentes mecanismos de defensa que intervienen para mantener un ambiente de esterilidad en la vía respiratoria, entre los que se incluyen: barreras mecánicas (como el moco), la integridad del aclaramiento mucociliar y la tos.
Diariamente se producen en promedio 50 ml de moco que se encarga de recubrir la vía respiratoria y es regulado mediante un ritmo circadiano; asimismo, se intercambia a frecuencia constante mediante el movimiento ciliar.
Se suele denominar flema al moco producido en el tacto inferior del aparato respiratorio. Es segregada por las células caliciformes del epitelio alveolar y traqueobronquial, y contiene glicoproteínas, anticuerpos, lípidos y otras sustancias. Normalmente es un moco transparente blanquecino, pero en condiciones patológicas puede variar a amarillo, verde o marrón.
La función del moco es mantener la humedad de las vías respiratorias y facilitar a los cilios el desplazamiento de las partículas extrañas hacia el exterior. Cuando su producción excede de lo normal o aumenta su viscosidad, su eliminación se hace más difícil y el organismo intenta facilitarla mediante la tos y la expectoración.

Alteración de la secreción de moco

Diversas enfermedades respiratorias agudas y crónicas favorecen el acúmulo de secreciones a través de cualquiera de los siguientes mecanismos: incremento en la producción de moco, alteración en el transporte mucociliar o una tos ineficiente.

Existen además situaciones clínicas que pueden alterar de forma grave los mecanismos naturales de defensa incrementando el riesgo de colonización bacteriana y potencialmente el desarrollo de procesos infecciosos más graves, como por ejemplo el desarrollo de una neumonía.

Agentes farmacológicos útiles para el manejo del moco

Durante muchos años se han desarrollado fármacos que alteran las propiedades viscoelásticas del moco promoviendo su aclaramiento. A estos se les denomina fármacos mucoactivos e incluyen: mucolíticos y mucoreguladores. Además, los fármacos expectorantes y los mucocinéticos facilitan la eliminación del moco.

  • Los fármacos mucolíticos son aquellos cuyo mecanismo farmacológico consiste en modificar las propiedades biofísicas de las secreciones y disminuir la viscosidad. Así, las secreciones pueden movilizarse en conjunto con el mecanismo de la tos; por lo tanto, no deben administrarse de forma simultánea con inhibidores del reflejo tusígeno. Los mucolíticos pueden clasificarse como: clásicos (aquellos que degradan polímeros de mucina) y péptidos mucolíticos (cuando tienen la capacidad de degradar los polímeros de ADN y filamentos de actina). El mucolítico clásico empleado por lo general en la práctica clínica es N-acetilcisteína. Dado que adicionalmente tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes, se utiliza en patologías obstructivas crónicas.
  • Los fármacos mucorreguladores son aquellos capaces de disminuir el volumen de secreción, así como la inflamación de la vía aérea y la secreción de mucina.
  • Los fármacos expectorantes son aquellos agentes farmacológicos que mejoran la capacidad para expulsar secreciones procedentes del árbol traqueobronquial. Se consideran secretagogos y favorecen el incremento del volumen de agua en el epitelio de la vía respiratoria.
  • Los fármacos mucocinéticos comúnmente se refieren a fármacos que mejoran el aclaramiento de la tos al actuar de forma directa en el latido ciliar.

De todos ellos, los más comúnmente empleados son los mucolíticos y los expectorantes.

En resumen, los mocos y flemas son mecanismos de defensa natural del cuerpo desencadenados por la estimulación de las vías respiratorias, siendo diversos los agentes que las provocan, ya que pueden ser: infecciones, alergias, cambios bruscos de temperatura, polvo, tabaco, etc. Si son muy abundantes y viscosas, las flemas pueden incluso llegar a obstruir los bronquios, lo que dificultaría la respiración. Así, para ayudar a fluidificar y a eliminar la mucosidad excesivamente espesa, existe una amplia gama de productos de comprobada eficacia y seguridad como los mucolíticos.

En este sentido, debemos consultar con un profesional sanitario como puede ser el farmacéutico, para seleccionar el mucolítico más adecuado a nuestras circunstancias. Además, podrá indicarnos la presentación del medicamento más adecuada (por ejemplo, en sobres, en comprimidos dispersables, etc.) y su correcto proceso de uso para reducir la viscosidad de los mocos y flemas, facilitando su expulsión, en catarros y gripes, tanto para adultos como para adolescentes a partir de cierta edad dependiendo del fármaco empleado.
Asimismo, podrá aportarnos consejos prácticos que ayudarán a agilizar el proceso de curación. Entre ellos, algunas recomendaciones a destacar pueden ser beber líquidos en cantidad suficiente para mantener el cuerpo hidratado, evitar los ambientes secos y aquellos factores que puedan irritar el tracto respiratorio, como lugares con polvo, humo, productos químicos o perfumes intensos.

Referencias

  1. Divins, M.J. Mucolíticos y expectorantes. Farmacia Profesional, Noviembre -Diciembre 2017, 31(6): 4-7. [Acceso: 21 de noviembre de 2022]. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-pdf-X0213932417620541 
  2. Cortes-Telles, A.; Che-Morales, J.L.; Ortiz-Farías, D.L. Estrategias actuales para el manejo de las secreciones traqueobronquiales. Neumol. Cir. Torax. 2019, 78(3): 313-323.  [Acceso: 21 de noviembre de 2022]. Disponible en: https://www.scielo.org.mx/pdf/nct/v78n3/0028-3746-nct-78-03-313.pdf  
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