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13-07-2021

DOLOR DE ESPALDA: TIPOS, FRECUENCIA Y CÓMO PREVENIRLO

Con la llegada del verano, muchos de nosotros aumentamos la práctica de deportes nuevos, dormir en un colchón que no es el nuestro es más habitual, estamos sometidos a temperaturas extremas, largos viajes sin movilidad o cargamos más frecuentemente con maletas y bultos. A menudo, todos estos factores influyen en la aparición de dolor de espalda. Esta patología es una de las más prevalentes en las consultas médicas. Entre el 70 y 85% de la población adulta sufre o sufrirá problemas de este tipo a lo largo de su vida, siendo los más frecuentes las lumbalgias mecánicas. En muchos casos, estos síntomas se cronifican y generan múltiples molestias y limitaciones. Por ello, es importante conocer qué es el dolor de espalda, qué tipos existen y cómo podemos prevenirlo.

El dolor, en función a sus características, se puede clasificar en dolor agudo o crónico. El dolor agudo es de corta duración, curando generalmente en unos días o semanas, y el crónico se alarga a más de tres meses.

¿Qué es el dolor de espalda?

El dolor de espalda se define como un dolor en la parte posterior del tronco o columna vertebral, que va desde el occipucio (parte posterior e inferior de la cabeza) hasta el extremo inferior de la columna vertebral, incluyendo los procesos dolorosos localizados en aquellas zonas cuya inervación corresponde a las raíces o nervios espinales. Es un padecimiento generalmente benigno y autolimitado generado por diversas causas y mecanismos complejos.

Aproximadamente el 70% de los dolores de espalda corresponden a la zona lumbar porque está sometida a mayores cargas, siguiéndole la zona cervical por su mayor rango de movimiento. La menor incidencia dolorosa se da en la zona dorsal, debido en gran medida a la gran estabilidad secundaria que genera la caja torácica a través de sus intersecciones costovertebrales.

Su etiopatogenia es compleja y la comunidad científica, valorando las publicaciones existentes, no tiene criterios unánimes en el abordaje terapéutico del dolor de espalda, más cuando en el mismo se señala que también existen factores predisponentes como los emocionales o sociales que son más difíciles de controlar. El enfoque multidisciplinar del tratamiento del dolor (incluyendo aspectos médicos, psicológicos y físicos) ha demostrado, según los estudios, ser más eficaz que el tratamiento de una sola modalidad. La mayoría de los trabajos publicados de programas de tratamiento multidisciplinar, van dirigido a pacientes con dolor de espalda.

Tipos de dolor de espalda

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) clasifica los síndromes dolorosos según cinco parámetros: región donde se localiza el dolor, sistema afectado, características de presentación del dolor, intensidad y etiología.

El dolor, en función a sus características, se puede clasificar en dolor agudo o crónico. El dolor agudo es de corta duración, curando generalmente en unos días o semanas, y el crónico se alarga a más de tres meses. Se describe un dolor subagudo cuando la duración del cuadro doloroso se sitúa entre las seis semanas y los tres meses. Hay coincidencia en cuanto a la frecuencia: si el cuadro se repite durante más de tres años se considera el proceso cronificado.

El dolor puede manifestarse con diferentes intensidades con o sin alteraciones de la sensibilidad o pérdida del movimiento, que van definiendo las diferentes características de dolor. Es decir, expresan situaciones y factores que lo alivian o lo agravan.

El dolor mecánico está relacionado con el movimiento, aliviándose con el reposo, no existiendo dolor nocturno espontáneo. Su causa la podemos encontrar en alteraciones de la estructura vertebral como problemas en el cuerpo vertebral, discos vertebrales, ligamentos y musculatura paravertebral y, sobre todo, como consecuencia de sobrecarga funcional y postural.

El dolor radicular tiene características neuropáticas. Es un dolor tipo ardor o como de descarga eléctrica. Tiene un recorrido ciático, en referencia a las extremidades inferiores, conocido como “ciática”. Se atribuyen las causas a la lesión del nervio raquídeo al momento de salir de la columna vertebral. El dolor se distribuye en el área del nervio afectado y puede ser provocado por diferentes procesos como hernia de disco, tumores, fracturas, estenosis de lateral del conducto raquídeo, etc. Se puede acompañar de hormigueo, sensación de entumecimiento y alteraciones de la fuerza de los músculos inervados por el nervio afectado.

El dolor claudicante aparece al rato de caminar y se acompaña o predomina la pérdida de fuerza y dolor en las extremidades. Los pacientes también pueden manifestar sensación de cansancio, debilidad y adormecimiento. La causa se debe a un estrechamiento del conducto raquídeo por donde discurren la médula espinal y/o las raíces nerviosas, irritando las estructuras nerviosas y alterando su función, lo que provoca problemas funcionales al caminar. Tiene un carácter crónico con aparición lenta o que progresa en el tiempo.
El dolor no mecánico es un dolor diurno y/o nocturno, que no cede con el reposo, y puede alterar el sueño. Puede esconder gravedad y se relaciona con problemas de origen inflamatorio, infeccioso, visceral o tumoral.

El dolor referido es un dolor variable en intensidad, con mejorías y recaídas, mal localizado. Generalmente se sitúa cerca de la espalda baja y los glúteos, ingle o muslos superiores, nunca más allá de la rodilla. Posibles causas de este dolor son los trastornos degenerativos. 


 

¿Cómo prevenir el dolor de espalda?

Los factores mecánicos (por ejemplo, traumatismos, manejo incorrecto de cargas pesadas, o posturas inadecuadas) son una de las principales causas de dolor de espalda.

El dolor de espalda se puede eliminar o aliviar, según los casos, por vías distintas o complementarias a la farmacológica, como las medidas higiénicoposturales. Tanto éstas como las técnicas de manejo de objetos son aspectos fundamentales para la prevención y tratamiento del dolor de espalda. De manera general se recomienda: 

  • Tener una buena condición física, especialmente una adecuada fuerza y resistencia muscular y un buen control de la estabilidad y del equilibrio corporal, que permita tolerar mejor las fuerzas a las que la columna vertebral es sometida diariamente.
  • Antes de someter a la columna a un estrés de gran intensidad, debería realizarse un calentamiento que preparase al sujeto para el esfuerzo que va a realizar.
  • Se recomienda que la columna esté en “posición neutra”, es decir, conservando las curvaturas fisiológicas o lo que coloquialmente conocemos como “espalda recta”, para responder mejor a la carga mecánica, incrementando su nivel de tolerancia al estrés.

Existen además recomendaciones particulares para levantar y transportar objetos, así como recomendaciones de higiene postural. El descanso, en especial el sueño, tiene un papel relevante en la recuperación física y psicológica del individuo. Asimismo, hacer ejercicio regularmente puede ayudar a mantener la espalda fuerte, reduciendo la incidencia del dolor.

Entre los hábitos y estilos de vida perjudiciales para la espalda se encuentran: la inactividad física y el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo, factores psicosociales y el uso de calzado inadecuado.

El tratamiento del dolor de espalda se basa actualmente en reposo relativo durante 2-3 días, junto con el empleo de fármacos antiinflamatorios no esteroideos, relajantes musculares y/o analgésicos para aliviar los síntomas. En concreto, el uso de analgésicos para combatir el dolor de esplada está indicado en las fases de mayor dolor, en las crisis agudas o en las exacerbaciones de los casos crónicos. El tratamiento con antiinflamatorios no esteroideos tiene como objetivo fundamental disminuir la inflamación que complica la mayoría de los dolores de espalda. En este sentido, podemos encontrar en la farmacia medicamentos antiinflamatorios que ayuden a combatir el dolor de espalda, existiendo algunas presentaciones que contribuyen a que la acción del medicamento sea más rápida y se obtengan mejores resultados con una menor dosis. De manera general, se recomienda que el tratamiento con analgésicos no dure más de 14 días seguidos con el fin de reducir el riesgo de efectos secundarios.

La duración del tratamiento y dosis a emplear debe seguir siempre las recomendaciones de un profesional sanitario como el farmacéutico, que nos recomendará lo que más se ajuste a nuestras circunstancias. 

 

REFERENCIAS

  1. Guía de actuación farmacéutica sobre el dolor de espalda. Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, 2018. ISBN: 978-84-87089-11-4. [Acceso: 06 de junio de 2021]. Disponible en: https://www.cofteruel.org/wp-content/uploads_cache/2017/06/2018-Guia-actuacion-farmaceutica-dolor-espalda.pdf

     
  2. Reguera Rodríguez, R.; Socorro Santana, M.C.; Jordán Padrón, M.; García Peñate, G.; Saavedra Jordán, L.M. Dolor de espalda y malas posturas, ¿un problema para la salud? Rev. Me. Electrón. 2018, 40(3)Matanzas may.-jun. [Acceso: 06 de junio de 2021]. Disponible en: http://scielo.sld.cu/pdf/rme/v40n3/rme260318.pdf

     
  3. Rull, M. Abordaje multidisciplinar del dolor de espalda. Rev. Soc. Esp. Dolor.2004, 11:119-121. [Acceso: 06 de junio de 2021]. Disponible en: https://scielo.isciii.es/pdf/dolor/v11n3/editorial.pdf

     
  4. Gómez Ayala, A.E. Dolor de espalda. Farmacia Profesional, 2007. 21 (5): 48-54. [Acceso: 21 de junio de 2021]. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-pdf-13106259

     
  5. López Timoneda, F. Definición y clasificación del dolor. Clínicas urológicas de la Complutense 1995-1996. Nº4: 49-56. [Acceso: 21 de junio de 2021]. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2038562
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