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17-01-2024

MOCO, TOS Y EXPECTORANTES

De manera frecuente, un proceso infeccioso puede desequilibrar los mecanismos de defensa innatos de la vía respiratoria, conllevando, además en numerosas ocasiones, un proceso inflamatorio.

En estas situaciones, el organismo desarrolla una respuesta antiinflamatoria intensa, acumulando productos de destrucción bacteriana.

Dichos productos propician un aspecto purulento y provocan cambios nocivos en la reología del moco (que consisten principalmente en un aumento de la viscosidad y espesor), dificultando así su expectoración.

La mucosa de las vías respiratorias responde a la infección y a la inflamación de diversas maneras. Esta respuesta a menudo incluye hiperplasia e hipertrofia de las células mucosas superficiales y de las glándulas submucosas, con hipersecreción mucosa. Así, aunque una barrera mucosa deficiente deja los pulmones vulnerables a las lesiones, el exceso de moco o la alteración de su eliminación, contribuye también a la patogénesis de todas las enfermedades comunes de las vías respiratorias

Dada la elevada prevalencia de aparición de procesos tanto infecciosos como inflamatorios de las vías respiratorias, resulta de interés conocer aspectos relacionados con el moco, sus mecanismos de expulsión, cómo nos afecta en las enfermedades respiratorias, por qué se produce acumulación de moco y qué puede provocar los principales síntomas del exceso de moco, así como algunos medicamentos que pueden ayudarnos a combatirlo.

¿Qué es el moco?

Desde el punto de vista físico, el moco es un gel que consiste en una red diluida que mantiene su forma, por lo tanto, aunque esté compuesto principalmente de líquido, tiene muchas características físicas de un sólido. Así, el moco es un gel con propiedades tanto de sólido blando (deformable), elástico, como de fluido viscoso. El moco normal está compuesto por un 97 % de agua y un 3 % de sólidos (mucinas, proteínas no mucinas, sales, lípidos y restos celulares).

Diariamente se producen en promedio 50 ml de moco, que se encarga de recubrir la vía respiratoria y es regulado mediante un ritmo circadiano; asimismo, se intercambia a frecuencia constante mediante el movimiento ciliar. Dado que el moco posee propiedades antioxidantes, antimicrobianas y antiproteasa, tiene la capacidad de atrapar y neutralizar partículas, bacterias y virus; en conjunto, se genera una mezcla de mayor volumen que sobrepasa la capacidad normal de remoción del movimiento ciliar e interviene el reflejo de la tos para expulsarlo.

Mecanismos de expulsión del moco

Debido a que muchas de las partículas que se depositan en las superficies de las vías respiratorias son infecciosas, las vías respiratorias han desarrollado mecanismos de defensa innatos que les protegen constantemente contra infecciones bacterianas y de otro tipo.

En individuos sanos intervienen diferentes mecanismos para mantener un ambiente de esterilidad en la vía respiratoria, entre los que se incluyen: barreras mecánicas (moco), integridad del aclaramiento mucociliar y la tos. La interacción de cada uno de los componentes forma parte de un proceso fisiológico con el propósito de prevenir el desarrollo de infecciones.

De manera general, la mucosidad se elimina y moviliza mediante el movimiento ciliar y se expulsa para ser eliminada mediante la tos.

Uno de los mecanismos propuestos para la expulsión del moco es que éste es propulsado hacia el exterior para eliminar las partículas inhaladas, los patógenos y las sustancias químicas disueltas que podrían dañar los pulmones. Las mucinas poliméricas mencionadas previamente, se sintetizan y secretan continuamente para reponer la capa de gel mucoso. Otro mecanismo propuesto para la expulsión de moco de las vías respiratorias es la eliminación de la tos. En este sentido, aunque la tos contribuye beneficiosamente a la eliminación de la mucosidad en enfermedades de producción excesiva o función ciliar alterada, también puede ser un síntoma problemático y/o molesto para el paciente.

¿Cómo nos afecta el moco en las enfermedades respiratorias?

La eliminación eficaz de la mucosidad es esencial para tener una buena salud pulmonar. Así, la enfermedad de las vías respiratorias es una consecuencia de una eliminación deficiente constante.

Se podrían diferenciar dos tipos de moco: “el moco sano” es un gel con baja viscosidad y elasticidad, que se transporta fácilmente por acción ciliar, mientras que “el moco patológico” tiene mayor viscosidad y elasticidad y se elimina con menor facilidad. La conversión o transformación de moco sano a moco patológico se puede producir por múltiples mecanismos que cambian su hidratación y sus constituyentes bioquímicos; éstos incluyen secreción anormal de sal y agua, aumento de la producción de mucinas, infiltración de moco con células inflamatorias y aumento de la permeabilidad broncovascular.

¿Por qué se produce acumulación de moco y qué puede provocar?

La acumulación de moco es el resultado de alguna combinación de sobreproducción y disminución del aclaramiento, y la acumulación persistente que puede provocar infección e inflamación al proporcionar un entorno adecuado para el crecimiento microbiano.

Principales síntomas del exceso de moco

Los principales síntomas de la alteración de la eliminación de moco son tos y disnea.

La tos es causada por la estimulación de aferentes vagales en las vías respiratorias intrapulmonares o en la laringe y faringe. Los pacientes a menudo infieren que la estimulación laringofaríngea, descrita como “un cosquilleo en la garganta”, resulta de un “goteo posnasal”, ya que reconocen que la gravedad hace que el moco descienda de la nasofaringe, pero generalmente no se dan cuenta de que también asciende desde los pulmones por acción ciliar. 

La disnea se produce cuando la mucosidad obstruye el flujo de aire al ocupar la luz de numerosas vías respiratorias. Los signos físicos de alteración de la eliminación de la mucosidad incluyen tos, ruidos, respiratorios, bronquiales, ronquera y sibilancias. 

Es necesario eliminar la mucosidad de la luz de las vías respiratorias para resolver los síntomas y permitir, en caso necesario, la administración eficaz de terapias con aerosol. 

¿Qué son los medicamentos expectorantes?

Los medicamentos expectorantes se definen como todo agente farmacológico que mejora la capacidad para expulsar las secreciones procedentes del árbol traqueo bronquial. Este término se entiende como medicamentos que aumentan el agua de las vías respiratorias o el volumen de las secreciones de las vías respiratorias, incluidos los secretagogos destinados a aumentar la hidratación de las secreciones luminales.

Bajo el concepto de expectorantes, por lo general, se emplean: la hidratación oral, fármacos que contienen guaifenesina y modificadores de canales iónicos. Asimismo, otros fármacos como la solución salina hipertónica y el manitol son considerados expectorantes, dado que favorecen mayor volumen de agua en la vía respiratoria.

Hoy en día, existen medicamentos en el mercado que contienen principios activos como guaifenesina (medicamento utilizado para la tos), generalmente se considera un expectorante en lugar de un mucolítico. Se trata de un compuesto que incrementa la depuración del moco en las vías aéreas y que es comúnmente utilizado en pacientes con tos productiva, congestión nasal o producción excesiva de moco, ya que incrementa el volumen y reduce la viscosidad del esputo, promoviendo una tos efectiva. Se suele comercializar en combinación con un medicamento destinado a suprimir la tos (antitusivo), como por ejemplo el dextrometorfano.

Ambas sustancias están indicadas para el alivio de la tos y para facilitar la expulsión del exceso de mocos y flemas en catarros y gripes para adultos y niños a partir de seis años. Puede utilizarse en caso de tos, aunque se debe consultar a un médico si empeora o no mejora después de siete días de tratamiento.

REFERENCIAS

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