2019-05-06
Practicar deporte es importante para mantener una buena salud: ayuda a prevenir y tratar el sobrepeso, la hipertensión y la diabetes, además de reducir el estrés y mejorar el estado de ánimo. Sin embargo, existe la posibilidad de que la práctica de ejercicio físico ocasione lesiones. En este artículo describimos las lesiones deportivas más comunes y sus causas, así como las principales medidas para prevenirlas y tratarlas.
Las lesiones deportivas pueden tener lugar por diferentes causas. Entre ellas se encuentran los accidentes (por ejemplo, las caídas), la falta de calentamiento antes de hacer ejercicio, el uso de un equipo deportivo inadecuado, una mala técnica o la falta de forma física para llevar a cabo el ejercicio.
Las lesiones deportivas pueden afectar a diferentes tejidos del cuerpo, incluyendo músculos, tendones, ligamentos, articulaciones o huesos. Entre los traumatismos más habituales asociados a la práctica deportiva se encuentran:
Aparte, las lesiones deportivas se pueden clasificar en agudas y crónicas. Las lesiones agudas se dan de forma súbita, como las fracturas o los esguinces, y sus síntomas más característicos son dolor repentino, inflamación y dificultad de movimiento. Por el contrario, las lesiones crónicas tienen un desarrollo más lento, ya que se producen por la repetición de un mismo movimiento durante un periodo de tiempo largo, como es el caso de algunas tendinitis. Las lesiones crónicas también provocan inflamación y suelen causar dolor incluso cuando se está en reposo.
Las lesiones deportivas pueden tener lugar por diferentes causas. Entre ellas se encuentran los accidentes (por ejemplo, las caídas), la falta de calentamiento antes de hacer ejercicio, el uso de un equipo deportivo inadecuado, una mala técnica o la falta de forma física para llevar a cabo el ejercicio.
Teniendo en cuenta estas causas, para reducir el riesgo a sufrir una lesión deportiva será necesario realizar ejercicios de calentamiento para preparar al cuerpo, hacer un ejercicio adecuado de acuerdo con la forma física, usar un equipo apropiado (calzado, rodilleras, espinilleras,...) y aprender las técnicas correctas, en especial al iniciar una actividad nueva. También existen geles de masaje a base de extractos vegetales como la árnica, el hipérico y la caléndula, destinados a la preparación y recuperación de músculos y ligamentos; estos se aplican antes y después de la práctica deportiva para ayudar a prevenir estas lesiones.
Es importante dejar de hacer ejercicio físico en el momento que se perciban los síntomas de una lesión, ya que continuar con la actividad puede empeorarla y retrasar la recuperación.
En los casos en los que aparezca un dolor intenso, haya sangrado abundante, exista sospecha de fractura o luxación, se haya producido una lesión grave en la cabeza, o cuando una lesión previa se inflame o duela, es necesario acudir a un centro de atención sanitaria. En caso contrario, los síntomas suelen mejorar guardando reposo, aplicando frío en la zona afectada varias veces al día y manteniendo en alto (por encima del corazón) la zona lesionada. Para mitigar el dolor y reducir la inflamación, también se puede acudir a la farmacia para la recomendación de los productos más adecuados, como analgésicos, antiinflamatorios o productos de aplicación tópica, como los sprays de efecto frío que proporcionan un alivio inmediato del dolor muscular o articular.
En cualquier caso, si estas medidas no son suficientes y los síntomas persisten será necesario recibir atención médica.