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05-10-2022

Microbiota intestinal: funciones y estilo de vida

El cuerpo humano está poblado por microorganismos en toda su superficie y en las cavidades conectadas con el exterior. La mayor población de microorganismos reside en el intestino y se trata de la microbiota calificada como intestinal.

Así, los colonizadores microbianos del intestino (microbiota) son parte funcional y no prescindible del organismo humano: aportan genes (microbioma) y funciones adicionales a los recursos de nuestra especie, y participan en múltiples procesos fisiológicos. lgunas enfermedades crónicas no transmisibles de la sociedad desarrollada se asocian a la pérdida de riqueza de especies en la microbiota intestinal (dibiosis) y desviación del entorno microbiano ancestral.

En los últimos años, el avance en el conocimiento de la microbiota intestinal ha demostrado que es clave en el desarrollo y en el estado de salud del ser humano, con funciones específicas que contribuyen al buen funcionamiento del organismo. Entre otras, la microbiota es indispensable para el correcto crecimiento corporal, el desarrollo de la inmunidad y la nutrición.

La composición de cada microbiota intestinal es única y varía en función de diferentes factores. Sobre algunos de ellos no podemos actuar directamente como la genética, el componente anatómico del tracto intestinal, la edad gestacional, el modo de nacimiento o la edad; sin embargo,  nuestro estilo de vida es también uno de los factores clave, sobre el que sí podemos actuar.

¿Qué es la microbiota intestinal?

El conjunto de organismos que vive en el tracto gastrointestinal constituye la microbiota intestinal, cuyo número y abundancia de especies se va incrementando de forma longitudinal del estómago al colon. Se estima que en la microbiota intestinal hay del orden de 10 a 15 filos bacterianos. En un 90% está compuesta por especies de los filos Bacteroidetes (50-80%) y Firmicutes (25-50%), y en menor cantidad aparecen bacterias de otros filos.

Funciones de la microbiota intestinal

La interrelación entre la microbiota intestinal y el huésped humano es simbiótica, nosotros ofrecemos a los microorganismos hábitat y nutrientes y a cambio recibimos funciones únicas, contribuyendo a la homeostasis intestinal inmunológica y metabólica. Así, cada vez existe mayor evidencia del papel de la microbiota en la salud de los individuos.

La microbiota cumple diferentes funciones:
 

1.    Papel protector y estructural en el intestino: protector, porque previene la colonización por microorganismos patógenos (mediante producción de bacteriocinas, mediante la inducción de imunoglobulina A o por competencia por el nicho ecológico); y estructural, porque favorece la integridad de la barrera intestinal, lo que refuerza las uniones intercelulares de la pared intestinal.

Una microbiota intestinal normal constituye una barrera protectora contra los patógenos gracias al espacio que ocupa, a la capacidad de secreción de sustancias antimicrobianas y a la acidificación del medio al segregar ácidos orgánicos.

2.    Metabólica, equivalente al hígado. Participa en el metabolismo de carbohidratos no digeribles. El intestino no podría digerir ciertos nutrientes de los alimentos sin la ayuda de las bacterias beneficiosas. La microbiota intestinal interviene en procesos metabólicos ya que digieren proteínas, descomponen lípidos y fermentan los polisacáridos obtenidos de la fibra dietética dando lugar a monosacáridos y ácidos grasos de cadena corta.

Además, cepas del género Escherichia producen vitamina K, B6 y B12, otras bacterias beneficiosas producen ácido fólico, vitamina B1, vitamina B2 y favorece la absorción de calcio y hierro en el colon. Participan también en la producción de ácido linolénico conjugado, en la reducción de los niveles de colesterol y oxalato en el intestino y en el metabolismo de xenobióticos y fármacos.
 

3.    Desarrollo del sistema inmune. El tejido linfoide asociado al intestino comprende un extenso sistema inmune que permanece en constante contacto con la microbiota intestinal, lo que favorece su maduración y, a su vez, en una interacción bidireccional, el sistema inmune determina la composición de la microbiota intestinal. Ejerce además una función inmunomoduladora, promoviendo la producción de mediadores y generando respuestas para mantener la homeostasis intestinal inmunológica.

Influencia del estilo de vida en la microbiota intestinal

Es un hecho conocido que el estilo de vida tiene influencia en la salud. Además, en los últimos años, los estudios indican que dicha influencia también se ejerce a través de cambios que produce nuestro estilo de vida en la microbiota intestinal.

Los factores genéticos propios son determinantes en su colonización inicial pero diversos factores como la dieta, las enfermedades infecciosas, el alcoholismo, el tabaco, la exposición a sustancias tóxicas y el uso de antibióticos entre otros, establecen variaciones intraindividuales en la composición de la microbiota intestinal y por tanto, en las funciones que nos ofrecen a lo largo de la vida.

Nuestro estilo de vida, entendido como alimentación y realización del ejercicio físico, determina la diversidad microbiana, así como la presencia de bacterias beneficiosas para nuestra salud.

En cuanto a la alimentación, el incremento de la ingesta alimentaria con proteínas y grasa animal, junto con la ausencia del consumo de fibra dietética aumenta la abundancia de microorganismos tolerantes de las sales biliares y disminuye los niveles de especies que metabolizan los carbohidratos complejos de los vegetales. Por el contrario, el consumo abundante de fibra dietética, frutas, verduras y otros vegetales se asocia con incrementos importantes de las especies fermentativas.

Por otro lado, la realización de ejercicio físico presenta grandes beneficios para la salud y, en contraposición, el sedentarismo se asocia con el riesgo de sufrir enfermedades crónicas y sus efectos no son contrarrestables con la práctica de ejercicio físico. Aunque son numerosos los mecanismos mediante los cuales el ejercicio podría modificar la microbiota intestinal, hasta el momento hay pocos estudios que demuestren esta relación.

En conclusión, una alimentación saludable junto a la práctica de ejercicio físico, son claves en el mantenimiento de la microbiota saludable y en la preservación de la salud, ya que la microbiota intestinal impacta en el funcionamiento de todo el organismo humano.

En este sentido, para complementar una adecuada alimentación saludable, existen en el mercado complementos alimenticios que contienen prebióticos y probióticos que, ingeridos una cantidad adecuada, pueden proporcionar efectos beneficiosos en el huésped más allá de sus propiedades puramente nutricionales. Algunos de ellos contienen en su composición agentes que contribuyen además a la protección de las células frente al daño oxidativo, al funcionamiento normal del sistema inmunitario y el mantenimiento normal de las mucosas, como la digestiva. Existen presentaciones tanto para adultos como para niños a partir de edades muy tempranas. A la hora de seleccionar un complemento alimenticio de estas características, es adecuado contar con el consejo de un profesional sanitario como el médico o el farmacéutico.

Referencias

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  2. Icaza-Chávez, M.E. Microbiota intestinal en la salud y en la enfermedad. Rev. Gastroenterolología de México. 2013; 78(4): 240-248. [Acceso: 22 de septiembre de 2022]. Disponible en: http://www.revistagastroenterologiamexico.org/es-pdf-S0375090613001468
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