La gripe afecta cada año a entre el 5-15% de la población y, en concreto, en grupos cerrados como colegios o residencias de ancianos, suele afectar en un porcentaje superior al 5%. Asimismo, la gripe constituye un importante problema de salud pública tanto por la mortalidad que puede provocar, como por las complicaciones que de ella se pueden derivar.
Dada la prevalencia de gripe cada año y que su frecuencia de aparición suele ser mayor en estos meses, resulta interesante dar respuesta a las preguntas que se presentan a continuación:
¿Qué es la gripe?
La gripe es una enfermedad infecciosa respiratoria producida por un virus. Este se transmite con facilidad propagándose rápidamente y puede causar enfermedad leve o grave, e incluso, en ocasiones puede producir la muerte.
La pandemia de gripe de 1918 fue la más grave de la historia reciente. Aunque no hay un consenso universal respecto a donde se originó el virus, la propagación a nivel mundial fue extraordinariamente rápida. Tras el descubrimiento del virus se implementó una de las redes más extensas de vigilancia mundial de una enfermedad infecciosa. Sin embargo, a pesar de ello, la gripe sigue causando epidemias cada año. Los virus que la producen son de distinto tipo y además pueden combinarse entre ellos dando lugar a una nueva gripe.
¿Qué tipos de virus gripales hay?
Existen cuatro tipos de virus gripales: A, B, C y D. Los virus gripales de tipo A y B son los que circulan y causan epidemias estacionales de la enfermedad.
Los virus de tipo A se clasifican a su vez en subtipos, de acuerdo con las combinaciones de las proteínas en su superficie. Actualmente circulan entre los seres humanos los subtipos A(H1N1) y A(H3N2). El A(H1N1) también se conoce actualmente como A(H1N1)pdm09, ya que causó la pandemia de 2009 y sustituyó al virus A(H1N1), que circulaba hasta entonces. Todas las pandemias conocidas han sido causadas por virus gripales de tipo A.
Los virus de tipo B no se clasifican en subtipos, pero pueden dividirse en linajes: B/Yamagata y B/Victoria. Tienen una prevalencia no despreciable, mucho mayor que otros como C o D, y son responsables igualmente de cuadros clínicos importantes. El cuadro clínico es similar entre la gripe A y la B.
Los virus de tipo C se detectan con menos frecuencia y suelen causar infecciones leves, por lo que carecen de importancia desde el punto de vista de la salud pública.
Los virus de tipos D afectan principalmente al ganado y no parecen ser causa de infección ni enfermedad en el ser humano.
¿Cómo se transmite la gripe?
La gripe resulta ser muy contagiosa, ya que se transmite fácilmente de una persona a otra por diferentes medios:
Por vía aérea, a través de las gotas de saliva derivadas de la respiración de una persona infectada al hablar, toser o estornudar.
También, aunque menos frecuentemente, una persona puede contraer la gripe por contacto, es decir, al tocar una superficie u objeto que tiene el virus de la gripe (gotas o secreciones de la nariz o garganta de una persona infectada) y posteriormente tocarse la boca, la nariz o posiblemente los ojos.
En los climas templados, las epidemias estacionales se producen sobre todo durante el invierno, mientras que en las regiones tropicales pueden aparecer durante todo el año, produciendo brotes más irregulares.
¿Cómo se puede prevenir la gripe?
De manera general se recomiendan las siguientes medidas de prevención:
Taparse la boca al toser o estornudar, preferiblemente con pañuelos desechables.
Lavarse con frecuencia las manos, sobre todo después de haber tosido o estornudado.
Procurar no reutilizar los pañuelos empleados al estornudar o al limpiar las secreciones nasales.
Limitar el contacto, en la medida de lo posible, con otras personas si se tiene malestar, fiebre u otros síntomas de gripe para evitar contagiarlas.
Evitar el contacto con personas enfermas para evitar que nos contagien.
Quedarse en casa si se siente malestar.
Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.
Además, anualmente se establecen las recomendaciones de vacunación frente a gripe en otoño-invierno en aquellos grupos de población con mayor riesgo de complicaciones en caso de padecer la infección por gripe, y en las personas que pueden transmitir la enfermedad a otras que tienen un alto riesgo de complicaciones.
Como consecuencia de las variaciones en las cepas de los virus que se cree que circularán en cada temporada, la vacuna antigripal debe ser modificada anualmente. La efectividad de la vacuna de la gripe depende fundamentalmente de dos factores: la edad y el estado de salud de la persona vacunada; y la similitud entre los virus de la gripe que está circulando y aquellos con los que se fabricó la vacuna. Sin embargo, si la persona que adquiere la infección se ha vacunado, la enfermedad será con alta probabilidad menos grave. A pesar de la necesidad de repetir la vacunación cada año, se trata de una vacuna muy segura y con alto impacto para evitar un alto porcentaje de las hospitalizaciones y muertes ocasionadas por la gripe.
¿Qué debo hacer si tengo síntomas de gripe?
En muchas ocasiones, la gripe cursa sin complicaciones y con escasa sintomatología, que puede ser aliviada con determinadas medidas higiénicas y tratamiento farmacológico. Esto supone que una gran parte de los pacientes puede recuperarse su domicilio con el adecuado seguimiento de los profesionales, si fuera necesario, y sin hospitalización.
En los casos más habituales, algunas recomendaciones que se deben llevar a cabo son:
Guardar reposo.
Beber abundantes líquidos (agua, zumos…).
Alimentarse de forma sana y equilibrada (frutas y verduras…).
Mantener una buena higiene general de la casa y lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón.
Para el control de la fiebre, utilizar antitérmicos.
Para disminuir la posibilidad de contagio, habría que disponer de un espacio individual y bien ventilado; y comunicar la situación a familiares, amigos y centro de trabajo o estudio, para reducir las visitas y contactos entre personas hasta 24 horas después de la desaparición de la fiebre.
¿Por qué podemos enfermar de gripe más de una vez?
Durante los periodos interpandémicos, los virus de la gripe evolucionan acumulando mutaciones puntuales en los genes que codifican las proteínas hemaglutinina y neuraminidasa (antígenos principales de la superficie del virus), originando los denominados drifts antigénicos o cambios antigénicos menores. Estos cambios menores son la razón principal de que las personas puedan enfermar de gripe más de una vez en la vida (los anticuerpos generados en una infección previa no protegen totalmente frente a una nueva infección por un virus que ha sufrido estas desviaciones).
Los virus pandémicos aparecen por shifts antigénicos o cambios antigénicos mayores, los cuales se caracterizan por grandes mutaciones en el subtipo de hemaglutinina, con o sin cambio en la neuraminidasa.
En determinadas circunstancias puede producirse un intercambio genético entre los virus humanos y animales que puede hacer que estos virus nuevos para el hombre sean capaces de transmitirse de una persona a otra.
¿Cuándo debo consultar al médico de atención primaria?
Se recomienda consultar al médico de atención primaria en caso de presentar síntomas y formar parte de grupos de riesgo definidos para la enfermedad o sentirse muy enfermo.
Se debe solicitar asistencia médica urgente en los siguientes casos:
En niños:
Cuando haya cambios se comportamiento (rechazo del alimento, irritabilidad, dificultad para despertar).
Fiebre alta, o que dura más de tres días.
Dificultad para respirar, respiración rápida o con sibilancias.
Presenta alteraciones en la piel (tonalidad azulada).
Dolor o supuración del oído.
Vómitos.
Convulsiones.
En caso de que los síntomas mejoren y luego vuelven a reaparecer.
En caso de empeoramiento de enfermedades crónicas.
En los adultos:
En caso de fiebre alta, y que se mantiene con dolores generalizados y fatiga.
Con síntomas que duran más de 10 días o empeoraran.
Dificultad para respirar o sensación de falta de aire.
Dolor o presión en el pecho.
Confusión o desorientación.
Vómitos intensos o duraderos.
¿Cuál es el tratamiento de la gripe?
El tratamiento de la gripe para la población que no opta por la vacunación, o que incluso estando vacunada contrae la infección, suele ir enfocado a tratar los síntomas que la enfermedad produce. Algunos consejos en caso de padecer gripe son: descansar, beber abundantes, líquidos, evitar el consumo de alcohol o tabaco y tomar medicación que mejore los síntomas de la gripe.
Los fármacos antigripales disponibles en el mercado actual no curan ni previenen la gripe, es decir, no actúan sobre el virus de la gripe, sino que su efecto, tal y como se ha mencionado previamente, va encaminado a aliviar los síntomas que la infección produce. Para ello, suelen contener varios medicamentos asociados.
Siempre es conveniente consultar con un profesional sanitario, como el médico o el farmacéutico, que puede indicarnos las pautas adecuadas a seguir y recomendarnos el medicamento más adecuado para aliviar el estado gripal. Podemos encontrar preparados que cuentan en su composición con medicamentos analgésicos, descongestivos y antihistamínicos, tanto en cápsulas como en solución oral, que permiten aliviar los síntomas de los procesos gripales que cursan con dolor (leve o moderado), fiebre, congestión y secreción nasal. Asimismo, en caso de que entre los síntomas haya también tos improductiva, se pueden utilizar preparados que cuentan en su composición con analgésicos y antihistamínicos como los anteriores, pero incorporan también algún fármaco antitusivo para calmar dicha tos. Tanto de un tipo de producto, como de otro, podemos encontrar presentaciones para diferentes edades (a partir de 6 años) y que se adecúan en forma farmacéutica a las necesidades del paciente para facilitar su administración y el cumplimiento de la pauta terapéutica en relación con su frecuencia de uso.
Información general Gripe A. Ministerio de Sanidad y Política Social. Gobierno de España. [Acceso: 15 de noviembre de 2024]. Disponible en: https://informaciongripea.sanidad.gob.es/
Ortiz de Lejarazu, R.; Díez Domingo, J.; Gil de Miguel, A.; Martinón Torres, F.; Guzmán Quilo, C.; Guillén, J.M.; Piedrafita, B.; Redondo Marguello, E. Descripción de la gripe B en las epidemias estacionales de España. Rev. Esp. Quimioter. 2018; 31(6): 511-519. [Acceso: 27 de noviembre de 2024]. Disponible en: https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC6254476/pdf/revespquimioter-31-511.pdf