Faringitis: Patologías faríngeas y su alivio

¿Qué es la faringitis?

La faringitis es la inflamación de la faringe debido a una infección principalmente, aunque puede ser originada por otras causas que se detallarán más adelante.

La faringitis aguda constituye una de las causas más frecuentes de consulta médica. La faringe, que se encuentra conectada con la cavidad nasal y bucal, es una vía de entrada de infecciones al organismo en general. La faringitis aguda es especialmente frecuente en los niños, puede ser la primera manifestación que aparece, como precedente de otras enfermedades infecciosas en la infancia. En otras ocasiones es una manifestación clínica única, es decir, siendo esta la patología que padece el paciente.

¿Cuáles son las patologías faríngeas?

Las patologías más comunes que afectan a la faringe suelen ser infecciones virales que cursan con inflamación. La principal vía de contagio es mediante la inoculación de gérmenes a través de las llamadas gotitas de Flügge (que son aquellas gotitas respiratorias de saliva o de moco, de la boca o de la nariz, que se desprenden al toser, hablar o estornudar, implicadas en la transmisión de las infecciones).

La inflamación de la faringe puede ser de naturaleza infecciosa, alérgica, química o traumática y se puede clasificar según distintos aspectos:

• Por localización: en lesiones superficiales (solo afecta a la mucosa y tejido linfoepitelial), submucosas o profundas. A su vez, pueden ser circunscritas, si quedan limitadas a una zona faríngea (ejemplo amigdalitis) o difusas si afectan a toda la faringe (ejemplo: faringitis).
• Por evolución: agudas, recurrentes o crónicas.
• Por etiología: infecciosas, químicas, traumáticas y alérgicas.

¿Cómo se produce la faringitis?

El cuadro más frecuente es la llamada faringitis catarral aguda, que es una inflamación superficial, difusa y suele estar ocasionada por virus (rinovirus, coronavirus, adenovirus, etc.) y en menor proporción por bacterias (estreptococo  hemolítico del grupo A, estafilococos, neumococos, etc.), hongos, levaduras o por la acción térmica (alimentos calientes o vapores) y los cáusticos.

Los virus representan el agente etiológico más frecuente. Las faringitis bacterianas representan aproximadamente el 30% del total, siendo el agente más prevalente el estreptococo pyogenes, responsable de la mitad de los cuadros bacterianos.

Por otra parte, la faringitis crónica puede deberse a una alteración en cualquier parte de la faringe. El origen de la faringitis de este tipo es más diverso: por ser portador crónico de estreptococo  hemolítico del grupo A; por consumo de tóxicos como alcohol y tabaco; por obstrucción crónica de las fosas nasales, lo que favorece la respiración bucal, que da lugar a la desecación de la mucosa faríngea; por reflujo gastroesofágico; por el consumo de determinados medicamentos como anticolinérgicos, betabloqueantes, psicótropos, etc.; enfermedades locales como amigdalitis crónicas y generales como diabetes, hiperuricemia o dislipemias entre otras.

¿Cuáles son los síntomas de la faringitis?

Las manifestaciones clínicas dependerán del agente causal, la inmunidad de la persona, agentes externos como alcohol y tabaco, factores alérgicos, respiración bucal constante y/o carencias nutricionales, etc. Sin embargo, lo signos y síntomas de la faringitis no permiten conocer con exactitud su etiología, influyendo en ocasiones en una sobreprescripción antibiótica.

Habitualmente la aparición de los síntomas tiene un inicio brusco. En las formas menos graves y más frecuentes existe un predominio de los síntomas locales con sequedad y constricción faríngea y a veces sensación de quemazón. Se producen disfagia (dificultad para tragar) y odinofagia (dolor al tragar alimentos sólidos y líquidos, así como en algunos casos la propia saliva) discretas, sintiéndose carraspeo y exudado que desencadenan tos pertinaz.

En las formas más graves de faringitis predominan los síntomas generales de fiebre, escalofríos y cefalea.

En los trastornos crónicos, los síntomas son: sensación de sequedad, de estorbo o de flema, dolor punzante y necesidad de carraspear. Además, con frecuencia aparece odinofagia matutina, rinorrea pegajosa posterior, carraspeo, sensación de quemadura, picor y cuerpo extraño en la garganta, pudiéndose asociar también a tos nocturna y a sensaciones subjetivas de ahogo.

En cierta medida, las afecciones de garganta se pueden prevenir, para ello podemos encontrar algunas recomendaciones en el post de prevención y cuidados de la garganta. Además, para combatir sus síntomas, podemos acudir a la farmacia y consultar a este profesional sanitario sobre la indicación y el uso adecuado de comprimidos y pastillas para chupar para aliviar los síntomas leves así como para hidratar y suavizar la garganta. Existen en el mercado productos de tipo antiséptico bucofaríngeo, especialmente indicados para el tratamiento local de los síntomas de las infecciones leves de la boca y de la garganta para niños a partir de 6 años. Por otro lado, existe también pastillas para chupar  que contienen ácido hialurónico y que contribuyen a mantener una adecuada protección e hidratación de la cavidad oral y de la mucosa de la garganta ante situaciones de este tipo, y que se pueden emplear en niños a partir de 4 años.

Referencias

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