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09-01-2023

Diferencia entre dolor muscular y articular

Los trastornos de origen muscular constituyen la primera causa de dolor crónico en España, con el consiguiente impacto sanitario, laboral y social.

Los dolores musculares se presentan generalmente en personas de menos de 50 años que realizan actividades laborales y/o deportivas repetitivas que originan contracturas y algias (dolores) musculares.

Por otro lado, el dolor articular es una de las causas más frecuentes de consulta médica y de limitación e incapacidad funcional. Se estima que las consultas por afecciones osteomusculares en España suponen en torno a un 33 % del total de las realizadas en atención primaria por la población adulta, y más del 50 % de las enfermedades osteomusculares se relacionan con incapacidades laborales. Muchas de las patologías que cursan con dolor articular son crónicas e incapacitantes. Además, cuando se manifiestan en edad avanzada, el paciente considera que es propio del envejecimiento, lo que en ocasiones lleva a retrasos en el diagnóstico.

Debido a la frecuencia de aparición de ambos tipos de dolores, es importante conocer las diferencias entre ambos para saber cómo abordarlos.

¿Qué es el dolor muscular?

El dolor muscular es frecuente y puede comprometer a más de un músculo. También puede involucrar ligamentos, tendones y fascia. Las fascias son los tejidos blandos que conectan los músculos, huesos y órganos. El dolor muscular a menudo está muy relacionado con tensión, sobrecarga o lesión muscular por un ejercicio o trabajo físicamente exigente. Este tipo de dolor tiende a comprometer a músculos específicos, comienza durante o justo después de la actividad, siendo a menudo bastante obvio la actividad que causa dicho dolor.
Además, el dolor muscular también puede ser un signo de enfermedades que afectan a todo el cuerpo. Por ejemplo, algunas infecciones (incluso la gripe) y trastornos que afectan a los tejidos conectivos en todo el cuerpo (como el lupus) pueden causar dolor.
Sus causas más comunes son: traumatismos, incluso esguinces y distensión muscular; o sobrecargas por usar demasiado el músculo, muy rápido sin calentamiento o, con excesiva frecuencia, tensión o estrés y trastornos como la fibromialgia, que se caracteriza por ocasionar dolor muscular generalizado.

¿Qué es el dolor articular?

El dolor articular es aquel que se manifiesta en alguna de las articulaciones o alrededor de ellas. Técnicamente se utiliza el término artralgia si no existe componente inflamatorio y artritis cuando se acompaña de inflamación en la articulación y/o tejidos adyacentes.

En cuanto a su clasificación, según la duración del dolor, cuando se extiende unos días se le llama dolor agudo y si perdura durante meses o incluso años recibe el calificativo de crónico. Por otra parte, en función del número de articulaciones afectadas puede ser monoarticular (una), oligoarticular (de dos a cuatro) o poliarticular (más de cuatro). Basándose en sus características se divide en: 

  • Inflamatorio o artritis, que se caracteriza porque mejora con el movimiento y empeora con el reposo.
  • Mecánico o artrosis, al contrario que la artritis, empeora con el movimiento y mejora con el reposo.
  • Neuropático, se acompaña de hormigueo, entumecimiento y otros síntomas de afectación nerviosa.

Diferencias entre el dolor muscular y articular

Una de las diferencias entre ambos tipos de dolores radica en su etiología, es decir, las causas más comunes que dan lugar a un tipo u otro de dolor.

Las causas más comunes de un dolor muscular suelen ser: lesión o trauma, sobrecarga, tensión o estrés. Con menos frecuencia, el dolor muscular también puede deberse a causas no musculares como: alteraciones metabólicas y endocrinas (que generalmente produce dolores musculares no relacionados con el ejercicio), infecciones sistémicas o localizadas (algunas bacterias, virus y parásitos provocan infecciones que con frecuencia se asocian a este tipo de dolor) enfermedades reumatológicas y tóxicos (diversos fármacos y sustancias de abuso).

Sin embargo, el dolor articular puede ser un síntoma de varias afecciones entre las que se encuentran: enfermedades autoinmunes (lupus, artritis reumatoide), procesos infecciosos (víricos, osteomielitis, artritis séptica), trastornos metabólicos (gota, pseudogota), alteraciones musculoesqueléticas (bursitis, tendinitis, condromalacia rotuliana, lesiones o fracturas), enfermedades degenerativas (osteoartitis o artrosis, polimialgia reumática), o enfermedades neoplásicas. También puede deberse a un esfuerzo de sobrecarga de la articulación afectada. De todas ellas, las más frecuentes son artritis reumatoide, gota o pseudogota, osteoartritis y polimialgia reumática.

Abordaje de este tipo de dolor

Resulta frecuente que los pacientes acudan a la farmacia cuando experimentan dolor de alguno de los tipos mencionados.

En algunos casos la consulta se da tras sufrir alguna lesión muscular. Así, la actuación del farmacéutico dependerá de la gravedad del proceso y de las respuestas facilitadas por la persona con respecto a la forma en que tuvo la lesión. Si se trata de una lesión leve, el farmacéutico podrá aconsejar la utilización de antiinflamatorios tópicos y analgésicos por vía oral. También sería aconsejable el reposo inicial, vendaje compresivo de la lesión, elevación del miembro afectado o aplicación de frío/calor entre otras medidas. En caso de que la lesión sea grave, el farmacéutico derivará al paciente al médico para que evalúe el caso y el tratamiento más adecuado.

En cuanto a la prevención de dolor articular ocasionado por motivos mecánicos, la labor del farmacéutico debe basarse en recomendaciones generales que se dan a toda la población relacionadas con la higiene postural, tanto en el trabajo como en las actividades diarias o en la práctica de ciertos deportes, encaminadas siempre a no sobrecargar ciertas articulaciones. En cuanto a la utilización de fármacos para combatir la sintomatología, hay distintos medicamentos que se pueden emplear, como por ejemplo los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), que están indicados en las diferentes afecciones mencionadas en el apartado anterior que pueden ser el origen de un dolor articular.

A pesar de las diferencias existentes en cuanto al origen, en ambos tipos de dolor pueden utilizarse, bajo la supervisión y el consejo de un profesional sanitario como el médico o el farmacéutico, medicamentos analgésicos como por ejemplo los pertenecientes al grupo de los AINEs. Este grupo de fármacos han demostrado eficacia clínica en dolor, sobre todo si cursa con un componente inflamatorio, como en caso de lumbalgia aguda y crónica, y en artrosis de rodilla y cadera y manos. Así, tanto en dolor muscular como en dolor articular, puede emplearse algunos fármacos de este grupo como por ejemplo dexketoprofeno, especialmente indicado para el tratamiento sintomático a corto plazo del dolor agudo de intensidad leve a moderada, tal como el dolor en los músculos o en las articulaciones.

Referencias

  1. Ramos, E., Blas, C.; López, S. Curso básico sobre dolor. Tema 4. Dolor muscular y articular. Abordaje farmacéutico. Farmacia Profesional, Julio-Agosto 2015; 29(4): 31-42. [Acceso: 18 de diciembre de 2022]. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-farmacia-profesional-3-pdf-X0213932415344828  
  2. Dolor muscular. Educación en Salud para la ciudadanía de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). [Acceso: 18 de diciembre de 2022]. Disponible en: https://www.fesemi.org/informacion-pacientes/conozca-mejor-su-enfermedad/dolor-muscular  
  3. Sánchez Jiménez, J.; Tejedor Varillas, A.; Carrascal Garrido, R. La atención al paciente con dolor crónico no oncológico (DCNO) en atención primaria (AP). Documento de consenso. e-ISBN: 978-84-606-5589-3.  [Acceso: 19 de diciembre de 2022]. Disponible en: https://www.semg.es/images/documentos/2017/documentos/atencion_paciente_DCNO.pdf 
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